Este fue mi cuarto internamiento y esta es mi analítica del día que ingrese al hospital 19 de octubre: 12 de plaquetas y 6 de hemoglobina. Los médicos de urgencias ya me conocen e inmediatamente me internaron. Tuve que esperar 12 horas para que me subieran a piso pero esta vez no había camas en hematología y me subieron a ortopedia. Todo iba bien hasta que al día siguiente por la tarde empecé con fiebre y un malestar insoportable en el estomago y como la fiebre no cedía empezaron antibióticos :( lo que esto significa que mínimo son 10 días de tratamiento. Realmente me sentía muy mal.
Todas las mañanas los médicos pasan con todos los pacientes para dar un informe y el ver a mi doctor me hace muy feliz, él es como si fuera mi papá porque quiere lo mejor para nosotros, pero a veces sus palabras no son siempre las mejores y esta ocasión hay malas noticias... Me comenta que he tenido una recaída y que lamentablemente la GAT (Timoglobulina) no ha hecho efecto en mi medula, para los tres meses que han pasado desde su aplicación ya se debería de ver un cambio en mis analíticas, pero no es así, cada vez que regreso al hospital mis analíticas salen más bajas. Por lo tanto, para febrero del 2012 se espera que me apliquen un segundo ciclo de GAT.
Qué es lo que sigue? Regresar al hospital las veces que sea necesario y después del segundo ciclo volver a esperar a que haga efecto el medicamento y mientras tanto seguir regresando al hospital. Soy humano y no puedo evitar sentirme triste, no puedo evitar las lagrimas y sobretodo no puedo ocultar el cómo me siento. No puedo evitar sentir un gran enojo hacia la enfermedad ya que me ha quitado hasta la esperanza de regresar a la escuela o de volver a trabajar, saber que estaré amarrada a una cama por mucho tiempo luchando por poder vivir. Sigo sin poder salir sola a la calle o poder caminar demasiado sin evitar cansarme y sentir que se me sale el corazón, no puedo evitar recordar cómo era mi vida antes de esta lucha a la cual no le veo fin. Los recuerdos aturden mi mente. Acabo de salir del hospital y los sangrados me amenazan constantemente, tuve otro derrame en mi retina y otra vez no puedo ver como quisiera. Pueden saber cómo me siento??? Será que algún día volveré a tocar mi flauta como lo hacía? Volveré a caminar por los lugares que andaba y sobretodo podré retomar mi vida?...
Estar en el hospital es como estar en mi segundo hogar, ahí todo el mundo lucha por su vida, todos ven las cosas de la misma manera, todos te entienden, es un lugar donde la hipocresía, la soberbia y el orgullo no existen, todos estamos en la misma sintonía. Pero cuando sales de ahí todo cambia, a nadie le importas. Observas... Todos siguen su vida normal. Todos malgastan su vida en tonterías y cosas vanas y nosotros los pacientes lo único que queremos es VIVIR, pero esta lucha te acaba físicamente, emocionalmente, económicamente, en todos los aspectos pero no puedes hacer nada. Al final de mi mal rato llega lo que todo el mundo te dice... "seguir luchando" y como lo hago cuando por más que luche mi médula es la que no quiere... Someterme a un transplante de médula es una posibilidad que de verdad solo un millonario podría. Se requiere viajar al extranjero para el procedimiento el cual tiene un costo de 4 millones de pesos. IMPOSIBLE!!! Volver a tomar un segundo ciclo de GAT puede hacer que nuevamente no haga nada en mi medula y seguir tomando quimioterapia puede generar a la larga una verdadera Leucemia. A veces tener una enfermedad en el que la incidencia es de 5 casos por millón de habitantes en México te hace olvidada ya que nadie o muy pocos saben sobre esta enfermedad inclusive hay médicos que no conocen esta enfermedad y he tenido que explicarles. La gente al escuchar "anemia" lo toman como algo que no es grave y desde ahí empezamos con problemas.
Al final de tantas cosas que pasan a mí alrededor y en mi mente platicar con Dios y leer su palabra da paz y fortaleza a mi corazón, me hace tener esperanza. Hoy mi mamá me ha leído un salmo (salmo 20) y me hizo reflexionar. Dios es mi esperanza y mi fortaleza, en él confiaré. No quiero esperanzarme en el médico o en el medicamento, más que en Dios y sé que estando con él, la victoria está ganada.
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