sábado, 25 de febrero de 2012

CAMINANDO EN LA ESPERANZA


Esta ocasión les contaré lo que ha sido el camino de la enfermedad visto desde la persona que ha estado en todo momento a mi lado: Mi mamá.

"Me llamo Yolanda Pérez Ordoñez y les narraré la experiencia que he vivido al lado de mi hija durante estos ocho meses. Una enfermedad que llego a cambiar nuestras vidas de una forma radical. Como ya saben mi hija fue hospitalizada  en el mes de julio del 2011 por síntomas que indicaban que podría tener Leucemia ¡yo estaba muy asustada! Después de varios estudios el diagnostico fue: Anemia Aplásica Grave. En ese momento tanto mi hija como yo no veíamos la gravedad del asunto, pensaba que le darían el tratamiento necesario y pronto la darían de alta, pero no fue así, desde ahí empezaron las complicaciones. Mi hija necesitaba un tratamiento que es muy costoso, el hospital no lo tenía y yo no lo podía comprar. Me sentí tan impotente! Cuantas veces pensé que yo confiaba en Dios, pero ahora era todo diferente por que estaba en una gran necesidad. Si yo hubiese tenido el dinero habría comprado el medicamento sin pedirle a Dios su ayuda, así que sin poder hacer nada todo dependía de Dios, ahora se que Él tiene mil formas de hacer las cosas, es un Dios poderoso, no tiene limites y nosotros si, a mi pronto se me acabaron las ideas, me sentía angustiada y desesperada ya que mi hija seguía con la gravedad, hasta que por fin el hospital decidió comprar el medicamento poniendo yo una pequeña parte de dinero. Y sentí alivio! Después de 28 días y con el medicamento puesto nos fuimos a casa.

Lejos estaba de imaginar lo que realmente era la enfermedad, de saber lo que nos esperaba por delante. No duramos mucho afuera ya que su salud había empeorado. Antes de salir del hospital el medico sugirió que se le diera Ciclosporina, medicamento que tampoco tenía el hospital y que yo no podía comprarlo por lo costoso, pero gracias a Dios hubo alguien que donó este medicamento.

Las dosis que tomaba eran muy altas y sus efectos son como los de una quimioterapia, se puso muy mal, los sangrados eran excesivos y las altas fiebres no desaparecían. Para entonces su anemia era ya muy grave, tanto que ya no podía caminar ni ver por un derrame en su retina. Tenía tanto miedo! No sabia con lo que me enfrentaba. En que momento había cambiado su vida, después de ser una chica con una vida activa y con muchos planes para realizar en un futuro, ahora estaba al borde de la muerte. Mi corazón estaba destrozado pero solo me quedaba confiar y depender de Dios. Nos quedaban varios meses por delante para ver si el medicamento había hecho efecto en su médula.

Durante todo ese tiempo nuestras entradas al hospital se convirtieron en rutina, los reportes médicos no eran muy alentadores, pero dentro de toda esta angustia yo esperaba en Dios, mientras ella dormía noche tras noche yo le pedía a Él una oportunidad de vida para mi hija. Dice la Biblia que por sus llagas fuimos curados y que en esa cruz llevo nuestras dolencias y enfermedades. 

Aunque en el hospital yo sentía que estaba sola con ella Dios siempre ha estado con nosotros, me doy cuenta que siempre llegamos a tiempo al hospital justo en el momento en que su vida estaba en riesgo y Él siempre sostuvo la vida de mi hija. En su segundo internamiento llego a urgencias con 2.2 de hemoglobina y 6 de plaquetas, sin poder caminar y totalmente desvanecida ¡Difícil creer que estuviera viva! pero gracias a Dios lo estaba.

Un día llego la noticia que no esperábamos "el medicamento no había hecho efecto en su medula" cuanto miedo tenía de perder la vida de mi hija; solo la mantenían con sangre y plaquetas cada quince días. Su futuro estaba al aire, la incertidumbre se apodero de mi. 

En varias ocasiones permanecía hasta 20 días internada y había gente que me apoyaba para quedarse con ella, yo me iba a casa pero no conseguía dormir estando lejos de ella, eran los momentos en lo cuales podía expresar la angustia y poder llorar sin que ella se diera cuenta y lo único que esperaba era que llegara el amanecer para ir al hospital y estar con ella. Agradezco a los familiares y amigos que me apoyaban para que yo descansara. Me di cuenta que no podía hacer otra cosa que no fuera estar a su lado, aunque físicamente estaba muy cansada, pero eso no importaba.

Ver que ahora está enferma y que no puedo hacer algo mas de lo que he hecho me entristece profundamente, haría lo que fuera para que ella esté sana, he deseado estar yo en esa cama en lugar de ella o darle mi médula. Como madre no me conformo y es triste estar a su lado y sufrir con ella sin poder hacer absolutamente nada. Extraño los días en los que se escuchaba la flauta y el teclado todo el tiempo, que por todas partes estaba lleno de partituras musicales, pero todo eso se lo llevo la enfermedad. Ahora la casa siempre esta en silencio y deseo que todo esto pase para escucharla tocar nuevamente, para verla salir, verla hacer su vida como cualquier chica de su edad.

Aprendí a conocer los síntomas que me indicaban en que momento debía de llevarla al hospital, aprendí que no soy la única persona luchando por la vida de su hijo, en el hospital había muchas mujeres como yo, y todas coincidíamos con el mismo deseo "ver a nuestros hijos vivos con un futuro como el que tenían antes de enfermarse" hoy puedo entender cuando alguien habla de una enfermedad, puedo sentir su dolor y su angustia. Dios me mostró que sin Él no podemos hacer nada, en los momentos mas difíciles sentí su amor a través de la gente que ha estado apoyándome hombro con hombro. Se que esto es una guerra para sacar la fuerza y el valor para no darme por vencida.

Cada ves que salimos del hospital he sentido que es el momento para poder respirar y tomar fuerzas. Me siento como si estuviera en un océano y fuera  azotada por las olas una y otra y otra ves sin poder salir, pero nuestra vida esta en manos de Dios y le doy gracias por estos 22 años de vida que le ha dado a mi hija y le agradezco por los años que le permitirá vivir.

Humanamente agote mis recursos, el medicamento no hizo nada, no tengo dinero para volver para comprarlo y si lo pudiera comprar no hay una garantía que funcione como tampoco existen las posibilidades de un trasplante de médula, aun en contra de todo esto mi hija esta viva por que Dios le da vida. Dice la Biblia que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve; no se que tan largo sea el camino que nos falta recorrer o si tenemos que regresar al hospital, pero tengo la certeza de que Dios la restaurara por completo.

Varias ocasiones en el hospital cuando no tenía dinero Dios puso gente que me apoyaba económicamente, entre ellos un concierto que hicieron los compañeros de mi hija que jamás olvidaremos, le doy gracias a Dios por la vida de todos y cada uno de aquellos que nos apoyaron, por eso creo que Dios ha estado en control de todo.

Algunas personas se preguntarán ¿cuál es el plan de Dios si tiene todo bajo control?. Es fácil decir que creemos en Dios cuando todo esta bien, cuando tenemos salud, trabajo, estamos en la escuela que queremos etc, entonces sentimos que tenemos una vida con un futuro brillante y prometedor, pero ¿qué pasa cuando de un momento a otro todo cambia? y empezamos a caminar en un desierto, en medio del dolor y de la angustia, donde no hay nada, es entonces cuando Dios muestra su gloria y su poder a través de la adversidad, cuando no podemos, es ahí donde Él actúa, para mostrarnos que sigue haciendo milagros. Y es cuando se convierte en nuestra esperanza y nuestro refugio a donde acudimos constantemente. Confió en sus promesas y se que le dará larga vida."

sábado, 11 de febrero de 2012

UN AÑO MÁS

Dios me ha dado la oportunidad de un año más de vida, el día 6 de febrero cumplí 22 años, en los cuales he estado llena de bendiciones y aunque el ultimo año ha sido muy duro a cada instante de mi vida le agradezco a Dios la oportunidad de vivir. ¡Cuantas cosas debo de agradecerle!

Gracias a las transfusiones me he sentido mejor y todos los sangrados han desaparecido nuevamente.

 Ahora con la enfermedad esperaba pasar ese día en casa con mi familia. No he de negar que en este tiempo de enfermedad en muchas ocasiones he llegado a sentir soledad inclusive olvido por parte de personas que quiero, pero me doy cuenta que no estoy sola y que muchos vienen apoyándome en este duro camino y esas personas son mi familia y mis amigos. 

Es maravilloso saber que algunos amigos no se van, que a pesar de las circunstancias se han quedado y doy gracias a Dios por ellos,  que no solo han estado conmigo en los momentos buenos si no también en los difíciles. Aquellos amigos que demuestran con todas sus acciones que te quieren y que eres importante para ellos y que sin importar el mal clima y la distancia estuvieron ahí para darme un abrazo, para hacerme reír, para recordar los buenos momentos y por un instante me olvidé del cansancio y el malestar de los últimos meses y se convirtió en un día especial para mi.

Me hicieron una fiesta sorpresa y alegraron tanto mi corazón que este detalle nunca se borrara de mi mente, así como la sonrisa que se forma en mi rostro al recordar los buenos momentos que viví con ellos en mi adolescencia y que estoy segura que viviremos en el futuro. ¡Gracias WZ!

Le agradezco a mi abuelita y a mis tíos haber llegado de sorpresa aquel día para celebrar. Doy las gracias también a la familia Reyes Zeyher por toda la ayuda y el apoyo que me han dado y que han demostrado y sobretodo que han mostrado que soy importante para ellos y que me quieren.

Al final del día empiezo a reflexionar "Cuántas cosas debo de seguir aprendiendo" de todas las personas, de todos los momentos y sucesos que llegan a diario. A pesar de estos 22 años me falta mucho por vivir y por descubrir, mi vida ahora tiene una razón para existir y es Dios y hoy le digo: "GRACIAS POR UN AÑO MÁS DE VIDA"




Tratamiento

En agosto del 2018 tuve mi primera descompensación, llegó mi menstruación y a partir de ahí todo empeoró ya que se convirtió en una hemorra...